Fin de la experiencia. Corta pero intensa. Comencé con una cantidad de miedos brutales y he acabado con ganas de más. Iba a ser tan raro y ha sido tan fácil. Sólo eran dos días a la semana, tan sólo dos. 27 sesiones, de merienda-cena, con caras conocidas. Qué extraño todo. Profe de mis profes de instituto. Una alumna, de maestra. “El alumno que supera al maestro”, me decía mi padre. Balbino me veía tan cambiada. Tan distinta. Si es que, yo ya no soy la que era. Antes me ocultaba bajo el flequillo y me subía las gafas con un gesto arrítmica de la nariz. Tímida, seria y concienzuda. Atenta y “algo atacada pero buena estudiante; muy mañosa”. Si es que, el de dibujo siempre me quiso de manera especial. “¡Sigo siendo la misma!” “No. Te veo más suelta”. Lleva razón.
Pues ya se han acabaron las clases. Debería haberme hecho una foto con “mis niños”. Me advirtieron que trabajarían poco, que faltarían mucho y harían pocas preguntas. No se cumplió nada de esto. Se esforzaban, practicaban en casa, venían con mil dudas y no me dejaban ni un respiro. “Anda, Marta. Ven y siéntate un rato conmigo”, me decía siempre la Valen, la que menos se enteraba de clase, mientras arrimaba una silla a la suya. ¡Qué mujer más dulce!. Orgullosa de sus hijos. Alma de artista oculta bajo una bata de hospital. “Esto, Marta. No sé si hago esto mal. Estaba probando…”. Beatriz siempre delicada y dedicada. Al igual que la Mir. Las diseñadoras gráficas, las más jóvenes de mis alumnas. Echaré de menos cantidad de cosas. Desde no poder poner en marcha el proyector, hasta las risitas de las de la primera fila, MªJesús y Teresa Mª, “las María”. La noche y el día. Una de lista y la otra siempre perdida. Seguro que todos dicen los mismo de sus alumnos, pero es que esta clase era especial. Al fondo los de díbujo, Balbino y Forés. Motivadísimos, con ganas de aprender. Maravillados, entusiastas. Aplicándose en pos de su lucha particular: llegar a dar AutoCAD en el instituto, 2D y 3D. “¿Puedes repetir?”, siempre decían los hermanos Hernadez Calvo. El punto y la i. Uno gordico, calvo y moreno. Nunca lo vi sin el palillo en la boca. El otro, largo, de pelo rubio rizado. Que mentes más particulars. Eran un amor. No hubo día que no llegaran tarde, pero se les perdonaba. Menos una manzana, me trajeron de todo. Los últimos en salir, me recogían hasta el ordenador. Y una mención especial para Rafa. Mi super Rafa. El pasota, el listo, el de las preguntas comprometedoras. Los primeros días me hacía la vida imposible y después: “Ha sido el mejor curso al que he ido en el CPR. Muchas gracias, Marta”. Pensar que lo he llamado “el piernas colgantes”. Ai… mi enanito cabrón. Algunos dejaron de venir y otros no vinieron de primeras. Creo que Cesar los asustó. Pero a los que estuvimos, nos faltó tiempo. Si el curso hubiera sido más largo…
Me llevo muy buenos recuerdos y muy buenas palabras. En particular, me quedo con las de Forés: “El curso ha estado muy chulo. Como profesora, lo más. Gracias por la paciencia que has tenido con nosotros. No todo el mundo tiene tanta dedicación. Y sobre todo,…” Aquí viene la parte que más me gusta “… gracias por sonreír. Nunca has hecho malas caras, te preguntáramos lo mismo una que mil veces. Lo más destacable de ti: la sonrisa. Siempre sonriendo”. Con esta gente ha sido ¡tan fácil!. No fui una profe ejemplar. Creo que me falta espíritu didáctico y método. Intenté ser cercana, una más. La sonrisa, como os imaginareis, salía sola.
Por cierto, ¡creo que le molo a uno!. Esto, otra cosa rara; porque sentirse que juegas ya en otra liga, aparte de raro, es inquietante. Pero esto se merece una entrada individual y dedicada. ¡Próximamente en sus carteleras gaseosas!
Pues ya se han acabaron las clases. Debería haberme hecho una foto con “mis niños”. Me advirtieron que trabajarían poco, que faltarían mucho y harían pocas preguntas. No se cumplió nada de esto. Se esforzaban, practicaban en casa, venían con mil dudas y no me dejaban ni un respiro. “Anda, Marta. Ven y siéntate un rato conmigo”, me decía siempre la Valen, la que menos se enteraba de clase, mientras arrimaba una silla a la suya. ¡Qué mujer más dulce!. Orgullosa de sus hijos. Alma de artista oculta bajo una bata de hospital. “Esto, Marta. No sé si hago esto mal. Estaba probando…”. Beatriz siempre delicada y dedicada. Al igual que la Mir. Las diseñadoras gráficas, las más jóvenes de mis alumnas. Echaré de menos cantidad de cosas. Desde no poder poner en marcha el proyector, hasta las risitas de las de la primera fila, MªJesús y Teresa Mª, “las María”. La noche y el día. Una de lista y la otra siempre perdida. Seguro que todos dicen los mismo de sus alumnos, pero es que esta clase era especial. Al fondo los de díbujo, Balbino y Forés. Motivadísimos, con ganas de aprender. Maravillados, entusiastas. Aplicándose en pos de su lucha particular: llegar a dar AutoCAD en el instituto, 2D y 3D. “¿Puedes repetir?”, siempre decían los hermanos Hernadez Calvo. El punto y la i. Uno gordico, calvo y moreno. Nunca lo vi sin el palillo en la boca. El otro, largo, de pelo rubio rizado. Que mentes más particulars. Eran un amor. No hubo día que no llegaran tarde, pero se les perdonaba. Menos una manzana, me trajeron de todo. Los últimos en salir, me recogían hasta el ordenador. Y una mención especial para Rafa. Mi super Rafa. El pasota, el listo, el de las preguntas comprometedoras. Los primeros días me hacía la vida imposible y después: “Ha sido el mejor curso al que he ido en el CPR. Muchas gracias, Marta”. Pensar que lo he llamado “el piernas colgantes”. Ai… mi enanito cabrón. Algunos dejaron de venir y otros no vinieron de primeras. Creo que Cesar los asustó. Pero a los que estuvimos, nos faltó tiempo. Si el curso hubiera sido más largo…
Me llevo muy buenos recuerdos y muy buenas palabras. En particular, me quedo con las de Forés: “El curso ha estado muy chulo. Como profesora, lo más. Gracias por la paciencia que has tenido con nosotros. No todo el mundo tiene tanta dedicación. Y sobre todo,…” Aquí viene la parte que más me gusta “… gracias por sonreír. Nunca has hecho malas caras, te preguntáramos lo mismo una que mil veces. Lo más destacable de ti: la sonrisa. Siempre sonriendo”. Con esta gente ha sido ¡tan fácil!. No fui una profe ejemplar. Creo que me falta espíritu didáctico y método. Intenté ser cercana, una más. La sonrisa, como os imaginareis, salía sola.
Por cierto, ¡creo que le molo a uno!. Esto, otra cosa rara; porque sentirse que juegas ya en otra liga, aparte de raro, es inquietante. Pero esto se merece una entrada individual y dedicada. ¡Próximamente en sus carteleras gaseosas!
Cuanta dedicación!!!!!! Yo quiero una clase particular!!!!!!!
ResponderEliminarPD: A tu lado, es imposible no sentirse feliz!!!! Desprendes algo mágico desde el interior y eso, cuando es puro los demás lo notan... Un besito
Hasta cuando echas broncas...
ResponderEliminarjajajaja!!!!! Uno es la gente que lo rodea y yo me rodeo de buen material.
ResponderEliminarAi... mi Guz... ultimamente te he abroncado mucho, verdad???? Todo me salió del corazón...
Aii la seño Jubi!...Espero impaciente la entrega sobre los amores alumno-profesora...Esto es como de telenovelón!XD
ResponderEliminara mi tb me enseñaste!!! porque lo que sé de photoshop es gracias a ti...
ResponderEliminary estoy con xispi...queremos saber como continua la parte telenovelera de la historia!!
todo llegará... pero antes aún tengo pendiente... Sant Maurici... Operación Trastero... y.... mucho... mass!!!! XD
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