30.6.10

Enamorada de unos Peep Soe

Hace un año me compré un fabuloso vestido de color indescriptible entre el marrón y el gris. Color taupe. En público, esta palabra no ha salido de mi boca. Paso de las miradas extrañas. Me basta con saber, yo misma, que soy una friki de los colores. Dejando de lado los tecnicismos, este color es fabuloso. El vestido en sí es fabuloso. Sencillo, simple y elegante. Me lo compré para una boda y lleva más de 365 días colgado de una percha dentro del armario, esperando. No a que lo descuelgue, qué de vez en cuando lo hago. En secreto me gusta contemplarlo y prometerle que un día llegarán unos magníficos zapatos para pasearlo. Para aquella boda no encontré a su pareja de tacones, le engañé con otro. Uno abullonado y de color rojo vino. El próximo sábado vuelvo a tener una boda y sí, encontré a unos amantes perfectos para la ocasión. Unos Peep Toe en ante azul con plataforma. De tacón alto forrado en charol ¡color taupe! y de escote del mismo color. ¡Perfectos! ¡Qué emoción!. Igual que me inflé me desinflé. ¡No había de mi número! Me tomaron el teléfono. Me llamarían si reponían. Pasaron dos semanas sin saber nada. Me presenté de nuevo en la tienda y volví a dar la tabarra. Esta vez se hizo todo lo que se podía. Llamaron a todas las tiendas habidas y por haber. En Barcelona, agotado. En Zaragoza, agotado. En Lérida, agotado. En Logroño, agotado. Fin. Comencé a llorar por dentro. Volví a casa desanimada y agotada.
Ayer abrí el armario y le dije a mi vestido que lo había intentado, pero que no iba a poder ser. Me desnudé y delante del espejo me lo puse con delicadeza. Abrí el cajón, cogí unas medias y, con cuidado, las deslicé por mis piernas. Me quité el coletero y me solté la melena. Mirándome al espejo comencé a sentir pena. Se me tenía que ocurrir algo. Volví al armario y saqué una caja de zapatos de lo más profundo. La abrí y me coloqué mis Nemonic de cuña negros que tanto he amortizado. Quería huir del negro pero no va a poder ser. Me voy a tener que conformar. Bye, bye Peep Toe color taupe. Me he enamorado de vosotros y de qué manera, pero lo nuestro ha sido una relación idílica al más puro estilo de los años 40. Tal vez en otra vida. Ahora os tengo que olvidar. Tengo que buscar un broche negro tremendo y fiestero, para engrandecer al vestido y elevarlo a lo espléndido. Me perfumaré, me colgaré unos bonitos pendientes negros y lo luciré del brazo de mi chico guapo. Qué más quiero, si lo tengo todo.



23.6.10

La noche de San Juan

En vísperas de San Juan, acabo de proponer un juego. Tiene que ver con los deseos. Así que cojan lápiz y papel. Necesitaremos, una nuez, hilo rojo, papel, boli verde y un deseo. Importante lo del deseo. Sin él, todo esto no tendrá sentido. Es un acto de alineación con la buena suerte, la esperanza y la ilusión. Suena cursi, pero como funcione, lo patento. Entrados ya en San Juan procederemos. Con esto me refiero a pasadas las 12 de la noche. Se abrirá la nuez, con cuidado de que ninguna de sus mitades se rompa o cascarille. La vaciaremos. El hueco de su interior es primordial. Desde este momento esta cavidad, desprovista de nombre y apellidos, pasará a ser un lugar mágico. En un papelito, con letras minúsculas y en verde, escribiremos el deseo. ¿Por qué en minúsculas y en verde? Pues lo del tamaño de las letras es cosa de Xispi y lo del verde, por ser el color suertudo por antonomasia y el de la esperanza, qué no se nos olvide. Escrito nuestro deseo que, puntualizo, ha de ser uno de esos que ¡no se paguen con dinero!, enrollaremos o plegaremos (esto lo dejo al gusto) el papel de tal manera que quepa en el interior de la nuez. Luego ya sólo nos quedará, recomponer el fruto seco y anudarlo con hilo rojo. Tres vueltas. Ni una más ni una menos. El tres es un número bastante mágico ¿no creeis?. Y con esto ya, nos vemos al año que viene. ¿Se cumplirán nuestros deseos? ¿Nos parecerá una estupidez lo que pidamos con el tiempo? Aquí mi acto pagano de año. Promovido por mi misma en un momento de malicia. Sin connotaciones religiosas ni políticas de ningún tipo. Todo puro. Sin aditivos, pero con altas dosis de ensueño. Quien no lo quiera hacer, él sabrá; pero a veces va bien tentar al destino.

22.6.10

Diana F+

Ayer a puntico no fuimos al encuentro. Nos pasamos todo el día con este tema en la cabeza, él y yo; y es que, coincidir un España-Honduras, una reunión sorpresa en Girona y una cena judeña no es compatible. Eso creíamos, porque al final el partido se medio vio; la reunión acabó de forma inesperada y terminamos cenando en La Cigale, en carrer Tordera en Gracia. (Abro un paréntesis en mi narración de los sucesos) Menudo sitio este. Tiene su toque. Tengo que llevar a las Ladies. Es un lugar bohemio, lleno de butacas y sofás, y repleto de estanterías llenas de libros. Decorado a lo viejo, butacas y sofás de mil maneras, fotos antiguas con sus marcos más antiguos todavía, relojes de pared, lámparas con flecos y dos enormes pantallas de cine tanto en la parte de abajo como en el altillo de arriba. Echaban el partido del mundial, como se era de esperar. El ambiente, gente joven. Anoche vimos futbol (o lo intentábamos, porque había una histérica de rayas que nos tenía fritos), pero allí se deben de montar unos encuentros intelectuales de lectura y cine de aupa. Por lo menos tiene la pinta. Cenamos requete bien. Tienen una variado de cosas todas ellas ricas: ensaladas, tablas, tortillas, woks, hamburguesas, cocteles… He de decir que a los postres no llegamos. ¡Estábamos tipsssss!
Sobró, a parte de comida, algún que otro comentario pero en general la noche estuvo bien. Mejor lo de esperado incluso se podría decir. Sabíamos a lo que íbamos aunque nos fastidiaba que fuera así. Hacía un montón de tiempo que no nos reuníamos los seis. La última vez fue por un cumple y anoche, pues se tenían pendientes dos aniversarios. Los nuestros. Como ya habían pasado, no queríamos que nos regalaran nada. Pero como quien oye llover. Siempre se pasan. Les va lo de los regalos caros y eso a nosotros no nos mola. Normalmente se gastan pelas en cosas que luego a nosotros ni fú ni fá. Se nota que esta vez fue la Evi quien se encargó del mío y… ¡acertó! ¡y de qué manera!. Siendo egoísta, ¡me encanta!; y siendo sincera, no deberían habérmelo regalado. Bueno, lo cuento. Pero con el título de esta entrada creo que queda claro que me han regalado. ¡UNA DIANA F+! ¿Qué no sabéis qué es? ¡UNA LOMOGRAPHY!. ¡Ai! Estoy como niña con juguete nuevo. Es más bonica. No saben lo que han hecho, que sin tener una, yo creo que ya era “dianadicta”. Como me aficione va a ser mi ruina, porque barato y fácil de conseguir y revelar no es. Para esto, money, money; y la verdad, ahora mismo no es que me sobre. Tengo que confesarme, mis pecados son los siguientes: ya estado alcahuteando por internet y ya le he echado el ojo al flash, al respaldo para carretes de 35mm, a las fundas y… (redoble de tambores)… ¡al respaldo Instant Back!. Para conseguir fotos ¡al más puro estilo Polaroid!. Impresión instantánea ¡un sueño!
Ahora me siento mal por haber sido tan perversos ayer. ¿Qué mala soy verdad? ¿Cuál es mi penitencia?

21.6.10

Ya se fue el invierno

Cuando los rayos de sol caen verticalmente en los paralelos 23°27’ de latitud sur o norte, coincidiendo con los trópicos de Capricornio y de Cáncer, respectivamente, se produce un fenómeno llamado: ¡solsticio!. “Ya se fue el inviernoooooo, las nubes ser rinden al sol…” Con esto quiero decir que “por fin llega el buen tiempoooooo, las flores se rinden al sol…”. Las nubes se rinden al sol, las flores se rinden al sol y yo, y mi blanquecina piel, también nos rendimos al sol. Con protección siempre, sino una se churrasca y el After Sun va que vuela. A pesar de ello, a traición, este fin de semana Lorenzo hizo de las suyas, ¡maldito!. Aún así, estoy de un contento… ¿Por qué?. Porque, oficialmente, ¡ha comenzado el verano!. Al menos en el hemisferio norte. “El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó….”, y con él, el calor, el calor, el calor.

La ropa sobra y los piscinazos apetecen. El día se alarga y la siesta es obligada. Se disfruta del aire libre por el día y de ir a la fresca por la noche. El cachondeo prima y el tapeo se convierte en una necesidad mayor. Cantidad de cosas nos hacen reir y, otras muchas, nos producen gustirrinín. Para unos se trata de una cerveza bien fresquita viendo el mundial, para otros es el ligoteo en una discoteca al aire libre, o un picnic en la Ciutadella,… Y yo tengo ganas de un buen tinto de verano. Ai… La Casera ¡pedazo de invento!. Mi afición a esta bebida tan veraniega se la debo a Granada. Y mi amor a La Casera, como producto español donde los haya, a mis yayos de Calanda. ¡Esas botellas de gaseosa rellenas de agua!, que más valía agitar antes para no llevarte una sorpresa. Es tiempo de gaseosa, y por eso, os dejo este burbujeante spot de La Casera rodado nada más y nada menos que en el 13 Rue del Percebe. Si es que, ¡cómo me conocen estos de La Casera!, para una gaseosa como yo, no hay mejor honor que Francisco Ibáñez esté detrás de todo este chispeante anuncio. Meteros en la página web, no tiene desperdicio.

17.6.10

Operación trastero

Este fin de semana, no; el anterior, se produjo un acontecimiento que evitábamos que sucediera pero que se estaba demorando en exceso. Fue marcado en el calendario como: Operación Trastero. Quien tenga un trastero sabrá de qué estoy hablando. Todos queremos uno en nuestras vidas pero luego se convierte en un martirio. Está destinado a acumular y resguardar cosas que en casa molestan pero que nos resistimos a tirar a la basura. Objetos inútiles a los que nos aferramos. Están los viejos, los rotos, los sentimentales, los de campo y playa, los de temporada,… Yo quería que fuera un lugar donde el orden imperara desde sus comienzos. Pues... no lo conseguí. Va ha hacer una año que nos cambiamos de piso y el trastero, cuando nos decidimos a ordenarlo, estaba como lo dejamos aquel día de mudanza. ¿Cómo? Hecho una mierda. Se apilaron las cosas. Una sobre otra. Sin miramientos ni compasión. Cansados de tener la casa llena de cajas, ¿qué hicimos?. Bajarlas al trastero. Un suma y sigue al que nos resignábamos a enfrentarnos. Al final ese cuarto en las mazmorras del edificio se ha convertido en un enorme agujero negro que se traga todo lo que se introduce en él. El día tope llegó. Nos íbamos a acampar a Espot y al meternos en el coche nos dimos cuenta de que faltaban los clavos de la tienda. Fue imposible encontrarlos entre tantas cosas amontonadas. Nos fuimos sin los clavos y conscientes de que la situación había llegado a un punto sumamente crítico.
Todavía estoy llorando. La Operación Trastero casi puede conmigo. No sé como lo hicimos pero ahora se puede entrar. Qué ya es algo. Aunque queda mucho trabajo todavía. Pero hubo pérdidas, a mi gusto muchas. No fue un acto de mierdas las justas, me vi obligada a lanzar al contenedor cajas y cajas de recuerdos. Mucha nostalgia empapada y mohosa. Sabíamos de algunas inundaciones de trasteros vecinos pero el día que nos asomamos no nos pareció que nosotros fuéramos uno de ellos. Uno nunca piensa que le pueda tocar a él ¿No se dice esto en estos casos? Pero claro, había tanto y tan desordenado todo que no vimos que la cajas del fondo a la izquierda habían chucao. ¡Maldita tubería de fecales! ¿Pero por qué tiene que sudar? ¡Si sudar es un acto fisiológico del ser humano y no del PVC!. Bueno, pues en un ¡ai! todo ese domingo y toda la semana siguiente, y esta semana, también. La razón, ha habido defunciones importantes. Cantidad de planos y apuntes acumulados en años de universidad; posters, de Alcañiz, de Calanda, de la Ruta del Tambor y el Bombo, ¡el de Goofy!; libros, reliquias familiares que estoy tratando de salvar están en coma; dibujos a mano alzada, incontables horas de geometría descriptiva; la carpeta del instituto con todos sus collages adolescentes y toda la colección de la universidad, ¡qué son muchos años! sólo se han salvado dos, ¡las más feas!; documentos importantes, fotos, postales, revistas… A mi síndrome de diógenes le está volviendo a dar un mal.
Ahora me encuentro en pleno proceso de recuperación. Intento olvidar lo que se ha ido y recuperar lo que me resistí a dejar marchar. Pero hubo cosas imposibles de rescatar del verde-negro que les cubría y me pena. Me pena muchísimo. En honor a todos esos objetos sentimentales que naufragaron en el tratero, os dejo aquí uno que para mí era muy importante. Un recuerdo de un viaje a la Costa Brava. Una postal dedicada en respuesta a una anterior mía. Yo escribí, tras La muchacha en la ventana, superviviente del siniestro: “La serenidad de Javi. Porque por ser así haces que seas mi mejor complemento. Sin ti no estoy entera”. Javi escribió, tras Gala desnuda mirando al mar, obra también da Salvador Dalí: “La complejidad de Marta. Detrás de todos sus rompecabezas esconde lo más bonito de sí misma”. ¡Ay, qué pena!. ¡Un pañuelo! ¡Qué estoy llorando!.

16.6.10

Hermanita ven conmigo

Me encanta este anuncio. Me encanta esta canción. “Hermanita ven conmigo”. Pammm pam pam pammmm. Pammm pam pam. “Hermanita ven conmigo”. Pammm pam pam pammmm. Pammm pam pam. “Hay aviones cada hora”. “Isla de Encanta. ¡Me voy! ¡Me voy!”. Pammm pam pam pammmm. Pammm pam pam. “¡Donde no hay sufrimiento!” Pammm pam pam pammmm. Pammm pam pam. “¡Donde no hay sufrimiento!”. Pammm pam pam pammmm. Pammm pam pam.
Isla de Encanta es una de las ocho canciones seleccionadas de The Purple Tape de The Pixies para formar su primer álbum, Come On Pilgrim. ¡Es una canción de 1987!. Mi hermano todavía no había nacido y yo tan sólo tenía cinco años. No sabía de Puerto Rico, “la isla del encanto”, y en mi casa no se escuchaban The Pixies. Pero, nací en los ochenta y sobreviví, haciendo la garza de Karante King; y creo que este estilo de música nos venía de serie. Esta banda se define como rock alternativo, pero los gritos de Black Francis y la forma de tocar la guitarra de Joey Santiago me transportan a la locura de La Movida y a las crestas e imperdibles punks. Lo reconozco, hubiera dado un brazo por haber vivido mi adolescencia también en los ochenta. Tengo una tendencia punk y calentita, ¡qué se le va a hacer!. “Hermanita ven conmigo”. Pammm pam pam pammmm. Pammm pam pam.

15.6.10

Dancing scene

(Arthur y Odile) • ¿Bailamos? • ¿Por qué no? • No, yo lo hago así • (Sr. Segalot y Franz) • Los imperios se desmoronan, amigo. Las repúblicas se fundan pero los locos continúan • Bravo, Sr. Segalot ¡Eso es lucidez! • (Comienza el baile) • (Voz en off) • Ahora es tiempo para abrir un segundo paréntesis para describir los sentimientos de nuestros personajes • (Baile) • Arthur sigue mirándose los pies, pero su mente está en la boca de Odile y sus románticos besos • (Baile) • Odile se pregunta si los chicos notan sus pechos moviéndose bajo su suéter • (Baile) • Franz piensa en todo y en nada, se pregunta si la realidad se está convirtiendo en un sueño o el sueño... en la realidad • (Baile) • (Acaba el baile. Imágenes de la ciudad. Continúa la voz en off) • Arthur hizo girar una moneda para ver si conseguía que Odile le llamase • Odile le dijo que si eso era lo que pensaba, que se pusiera a la cola • Franz encendió el coche y vagó triste y solitario • Mientras tanto, Arthur decía a Odile, que una vez conoció a alguien que caminaba así • [Bande à part / 1964 / Jean-Luc Godard]


Días malos. La vida no es justa. Cada vez entiendo menos. Es difícil de explicar. Son muchas cosas y nada. Ante el pánico, mejor bailar. El surrealismo me consuela, porque ya no sé qué es sueño y qué realidad.

10.6.10

Dog days are over

Como vuelvan a decir por la tele eso de “hasta 40 de mayo, no te quites el sayo”, ¡me va a dar un algo!. ¡Quiero sol! ¡Exijo sol!. Ya he cambiado el orden de las camisetas. Mangas largas abajo, mangas cortas arriba; y tirantes en un lugar privilegiado. Botas al trastero y en el armario, sólo sandalias y “marijuanis”. ¡Pero qué es esto! Tanta lluvia me está aturdiendo. La tristeza está agarrándose como la celulitis en mi trasero. No podemos dominar a la naturaleza y a sus antojos temporales, pero desciendo de Calanda, y si es cierto el rumor alcañizano de que en el pueblo de mis ancestros existe una máquina ahuyentadora de nubes, creo que tengo la solución al problema. Estoy lejos del pueblo, así que, con esa máquina, en concreto, no puedo contar pero me sobra espíritu veraniego. Florence and the Machine es la clave. Estoy más que segura. Volumen a tope y ¡play!. Dias de perros a mi.

9.6.10

The girls with glasses

Dos chicas se conocen un verano a través de MySpace y se dan cuenta de que tiene una cosa en común. Ambas llevan gafas. Una, cantante y compositora. Una American Idol. Brooke White. La mayor de cuatro hermanos. La eterna niñera. Otra, editora de Eliza Magazine. Summer Bellessa. Modelo desde los cuatro años. Viajera. A los 17 ya había vivido en París, Hamburgo, Nueva York, Miami, Londres y Tokio. “Glasses bring the world around you into clearer view: the vibrant details, the color, the fine print, all coming into focus. Not only are glasses practical, glasses are a defining and powerful accessory that can bring out the smart and savvy self that is inside all of us”. Y así se gestó The Girls With Glasses Show.

8.6.10

Zzz Zzz Zzz...

“Zzz Zzz Zzz…”. Hace tiempo que llevo siguiendo con discreción sus vuelos. “Zzz Zzz Zzz…”. Un buen día, sin saber cómo, mi terraza se llenó de un zumbido dulce y delicado. “Zzz Zzz Zzz…”. Una incansable y generosa abejita había elegido mi terraza y mis macetas. Pensé en fumigar pero algo me detuvo. El miedo a su picadura, me decía sí y un algo en ese “Zzz Zzz Zzz…”, me decía no. Tengo un problema enorme con estos insectos. Si me pican puedo morir. Me inflo, me ahogo, me da un no sé qué. Pero de ella, no tuve miedo. Vi cierto encanto en su estrategia de vuelo. Llega con su “Zzz Zzz Zzz…” y se posa delicada en lo alto de la barandilla. Bajo un rayo de sol. Y allí se queda un buen rato. Piensa y traza su descenso. Con calma se deja caer; y con precisión de cirujano, se posa sobre los pétalos. Estos apenas notan el impacto. Toda la flor, desde los estambres hasta el pistilo, se rinden a sus encantos. Su recorrido puede variar pero termina siempre por los jacintos. Creo que son sus flores favoritas y que se deja lo mejor para el final. Es una gran polinizadora. Con su diario ajetreo de flor en flor está consiguiendo diversificar las características de mi jardín. Desde que llegó, todo está más colorido, más bonito.

A la hora de la siesta, sueño que me convierto en una abeja “Zzz Zzz Zzz…” y que consigo infiltrarme en su mundo libelólico. Ella es la reina de la colmena, por supuesto. Contagia al resto de integrantes de este dulce espacio, su dedicación y asombroso cuidado por las cosas pequeñas. Esas cosas cotidianas que brillan con luz propia y que a veces pasan desapercibidas; pero que merecen ser contempladas con detenimiento y ojos infantiles. Creo que esta es la gran razón por la que en su día la alzamos como reina.
Somos un gran equipo. Miramos por el bien común y colaboramos para tener ventilada y limpia la colmena. Ningún intruso debe entrar. Se admiten visitas en son de paz. Si salta el Detector de Humos Indeseables Destroza Equilibrios, quedamos para tomar una infusión de flores silvestres, charlamos con Amor (La Alcaldesa) y atajamos el asunto de manera diestra y dialogante. Es que, nuestras Ladies Sessions son muy importantes. Somos unas abejitas dispuestas a compartir todo tipo de información para que toda la comunidad se beneficie con la localización del alimento. Tanto el cuerpo como el alma lo tenemos bien servido. ¡Menudos majares encontramos!. Lo de danzar en el aire nos va mucho, aunque de vez en cuando, el GPS de alguna falla y hay que recalibrarlo. Fallos mecánicos en algunos casos, en otros de percepción y en otros ¡interferencias no deseadas! Entonces, toca mudar la actividad normal, no queremos que ninguna perezca en ningún jardín de ortigas. La abeja reina, mi abeja reina, “Zzz Zzz Zzz…” nos llama y todas acudimos en frenético vuelo a tratar de alcanzar a la extraviada. Parece que nuestro mundo se derrumba y que nos volvamos locas pero tan sólo se trata de “un hoy por ti, mañana por mí”. Muchas veces nos inunda el miedo de que algún miembro nos abandone y es que ya ha habido algunas pérdidas. Así que, cuando alguna andamos un tanto enfermizas o con falta de energía o medio miopes sin acertar al centro de la flor, la reina monta un guateque para animarnos. Porque sería una pena abandonar la colmena a estas alturas.
Antes éramos más y todas abejas con el mismo nombre. Con excepciones que confirman la regla, claro está. Últimamente a la reina le ronda un zángano. Sus pretensiones no son lascivas ni reproductoras. Es un bonachón cautivado por las mismas artes que me cautivaron a mí. Se quiere ganar las alas. Yo ya se lo he dicho: “eso, sólo depende de la reina”. A la reina le hace gracia su presencia, se ríe de sus tontás y ya medio le ha insinuado que tiene todas las papeletas para ser ascendido socialmente. Él intenta mostrarse tranquilo e incluso indiferente, pero ansía su nuevo nombramiento. La reina es una buenaza. Yo le metería más caña, pero como a él, en gran medida, le debe su título nobiliario… creo que lo tiene todo ganado.

Se acabó la siesta. Todo ha sido un sueño o… ¿tal vez, no?.
FELIZ CUMPLEAÑOS REINA MÍA. “Zzz Zzz Zzz…”

5.6.10

No puedo vivir sin ti

Llevas años enredada en mis manos • En mi pelo • En mi cabeza • Y no puedo más • No puedo más • Debería estar cansado de tus manos • De tu pelo • De tus rarezas • Pero quiero más • Yo quiero más • No puedo vivir sin ti • No hay manera • No puedo estar sin ti • No hay manera • Me dijiste que te irías • Pero llevas en mi casa toda la vida • Sé que no te irás • Tú no te irás • [La Bola Extra / Los Ronaldos]


Este anuncio del IKEA, esta canción… somos tanto nosotros. Son tantos años ya, tantos años enredado en mi pelo, en mi cabeza. Deberíamos estar cansados y sólo queremos más. Cuántas veces nos hemos dicho “no puedo más”, pero no hay manera. Yo no puedo estar sin ti. Tú no puedes estar sin mí. Un día me dijiste que me marchara y no llegué a pasar ni por la puerta. Sabes que no me marcharé. Jamás. Y las veces que lo he hecho, siempre he vuelto queriéndote más. Siempre más, mucho más. ¿Bailamos?

3.6.10

Se acabaron las clases

Fin de la experiencia. Corta pero intensa. Comencé con una cantidad de miedos brutales y he acabado con ganas de más. Iba a ser tan raro y ha sido tan fácil. Sólo eran dos días a la semana, tan sólo dos. 27 sesiones, de merienda-cena, con caras conocidas. Qué extraño todo. Profe de mis profes de instituto. Una alumna, de maestra. “El alumno que supera al maestro”, me decía mi padre. Balbino me veía tan cambiada. Tan distinta. Si es que, yo ya no soy la que era. Antes me ocultaba bajo el flequillo y me subía las gafas con un gesto arrítmica de la nariz. Tímida, seria y concienzuda. Atenta y “algo atacada pero buena estudiante; muy mañosa”. Si es que, el de dibujo siempre me quiso de manera especial. “¡Sigo siendo la misma!” “No. Te veo más suelta”. Lleva razón.

Pues ya se han acabaron las clases. Debería haberme hecho una foto con “mis niños”. Me advirtieron que trabajarían poco, que faltarían mucho y harían pocas preguntas. No se cumplió nada de esto. Se esforzaban, practicaban en casa, venían con mil dudas y no me dejaban ni un respiro. “Anda, Marta. Ven y siéntate un rato conmigo”, me decía siempre la Valen, la que menos se enteraba de clase, mientras arrimaba una silla a la suya. ¡Qué mujer más dulce!. Orgullosa de sus hijos. Alma de artista oculta bajo una bata de hospital. “Esto, Marta. No sé si hago esto mal. Estaba probando…”. Beatriz siempre delicada y dedicada. Al igual que la Mir. Las diseñadoras gráficas, las más jóvenes de mis alumnas. Echaré de menos cantidad de cosas. Desde no poder poner en marcha el proyector, hasta las risitas de las de la primera fila, MªJesús y Teresa Mª, “las María”. La noche y el día. Una de lista y la otra siempre perdida. Seguro que todos dicen los mismo de sus alumnos, pero es que esta clase era especial. Al fondo los de díbujo, Balbino y Forés. Motivadísimos, con ganas de aprender. Maravillados, entusiastas. Aplicándose en pos de su lucha particular: llegar a dar AutoCAD en el instituto, 2D y 3D. “¿Puedes repetir?”, siempre decían los hermanos Hernadez Calvo. El punto y la i. Uno gordico, calvo y moreno. Nunca lo vi sin el palillo en la boca. El otro, largo, de pelo rubio rizado. Que mentes más particulars. Eran un amor. No hubo día que no llegaran tarde, pero se les perdonaba. Menos una manzana, me trajeron de todo. Los últimos en salir, me recogían hasta el ordenador. Y una mención especial para Rafa. Mi super Rafa. El pasota, el listo, el de las preguntas comprometedoras. Los primeros días me hacía la vida imposible y después: “Ha sido el mejor curso al que he ido en el CPR. Muchas gracias, Marta”. Pensar que lo he llamado “el piernas colgantes”. Ai… mi enanito cabrón. Algunos dejaron de venir y otros no vinieron de primeras. Creo que Cesar los asustó. Pero a los que estuvimos, nos faltó tiempo. Si el curso hubiera sido más largo…

Me llevo muy buenos recuerdos y muy buenas palabras. En particular, me quedo con las de Forés: “El curso ha estado muy chulo. Como profesora, lo más. Gracias por la paciencia que has tenido con nosotros. No todo el mundo tiene tanta dedicación. Y sobre todo,…” Aquí viene la parte que más me gusta “… gracias por sonreír. Nunca has hecho malas caras, te preguntáramos lo mismo una que mil veces. Lo más destacable de ti: la sonrisa. Siempre sonriendo”. Con esta gente ha sido ¡tan fácil!. No fui una profe ejemplar. Creo que me falta espíritu didáctico y método. Intenté ser cercana, una más. La sonrisa, como os imaginareis, salía sola.

Por cierto, ¡creo que le molo a uno!. Esto, otra cosa rara; porque sentirse que juegas ya en otra liga, aparte de raro, es inquietante. Pero esto se merece una entrada individual y dedicada. ¡Próximamente en sus carteleras gaseosas!


2.6.10

Nailfinity

Seguí el consejo, inconsciente, interioricé entre sábanas el “nunca digas nunca jamás”. Puse el pié en tierra, me dirigí al baño y allí sentada, con las bragas en los pies, mis ojos divisaron un bote brillante, pequeño y rojo. Como cuando tenía 5 años, se me ocurrió una maldad. Salió la urraca que hay en mí. Primero lo aceché. Una vez en mis manos, lo inspeccioné. Nailfinity 731. Redly Nightshade. “Mmm… uñas infinitas… rojo noche… ¡como en Castle! Rojo látigo hipnotizador”. Apply 2 coats for beautiful nail color. “¡Dos veces! Ufff, lo que se ha de hacer por un color de uñas ¡hermoso!”. Aplicar 2 capas para uñas de cine. “¡Uñas de cine! Jajaja. Spanish traduction, claro. Jajaja. ¡In the ghettoooo!”. Flammable. Inflamable. “Bueno, por lo menos esto está claro”. Made in France. “Un pintauñas de donde iba a ser sino”. Todos mis actos tenían que ser sigilosos y medidos. Por nada del mundo, nadie podía enterarse de mi fechoría. Abrí el bote y decidí arriesgarme con la uña más pequeña de la mano izquierda. “Meñique allí voy”. Oí el ascensor. “Mierda, ¿qué hora es?. Cómo venga alguien, me muero”. Falsa alarma. Froté el pincelito con la boca del bote. Di una pincelada, dos. Norma número uno de una buena pinturetas: no salirse de la raya. Precisión de cirujano. “Bueno, no está mal”. Mi mente me incitó: “¡Venga! ¡Otro dedo!”. “Gordito, te toca”. Sin saber cómo, ya tenía otra uña roja. “¡No! ¡horror! ¡Dónde está el botón! ¡Marcha atrás! ¡Marcha atrás! ¡Qué he hecho!”. Saludo surfero al más estilo Ronaldinho, el tema se me estaba yendo de las manos. Ella continuó insistiendo: “Están muy alejadas. El efecto no es global. Tal vez si pintas el resto…”; y a ello que me dispuse. Luego me entró el pánico. No sabía cómo quitarme tanto, tanto ¡rojo putilla!. Era como si un machorro se hubiera pintado las uñas un día de carnaval. Encima me había quedado sola. “Si es que… primero piensa, luego actúa. ¡Pues no! Tú siempre al revés. Y ahora, ¿habrá quitaesmaltes?. ¡Eso es otra!. ¡Por qué no lo habré mirado antes! ¡Sí, hay!”. Sonrisa perversa, y como quien pega los trocitos rotos del jarrón, el rojo desapareció de mis uñas y el botecito retomó su posición. Nada podía vislumbrar lo que allí había sucedido. No había pruebas aparentes. “¡Qué venga el CSI, a ver si encuentra alguna huella!”. “Frena, chulita. Todo está en su sitio pero, ¡hay restos en tus uñas! En las comisuras, ¿los ves?”. “Vale. Todo es cuestión de no dejar a la vista la mano izquierda durante unos días. Eso es todo. Por cierto, grrr…. ¿ahora apareces?”

Conclusión: Hay cosas que mejor “nunca jamás de los jamases”. Prometo no volver a caer en la tentación. Mis uñas no han sido diseñadas para ser pintadas. “Malditas libelolas, últimamente me hacen pensar en unas cosas…”. “Tú, ¡calla! No les eches las culpas a ellas”.

1.6.10

Casi la luna

Hace ya un tiempo que regalé a mi madre un libro. Le fue imposible pasar de las primeras veinte páginas. Decía que se sentía reflejada, que le entró la llorera y que no entendía como se lo había podido regalar, que había sido muy cruel. El día que lo compré, había leído la contraportada: “Mi madre era eterna como la luna. Viva o muerta, la madre o la ausencia de la madre siempre determina la vida de una persona”. Cuánta razón llevaban esas palabras. Fue inevitable, se vino conmigo. Hablo de Casi la Luna de Alice Sebold. Esta novela es algo difícil, es verdad. Explora la compleja relación de una hija y su madre. Capitulo 1, primera frase: “A fin de cuentas, matar a mi madre resultó sencillo”. Ella cao y yo con ganas de más. En mí, tuvo un efecto distinto. No pude parar de leer. ¿Qué llevaría a una hija a matar a su madre? Lo primero que pensé: “La hija, verdugo y víctima. Fijo”. ¿Con quién se sentiría ella identificada? Con la hija, lo dudo. Con la madre, seguro. Que injusta es siempre conmigo. Hay diferencias abismales entre la madre de Helen, la protagonista, y la mía. Enormes. Pero la relación amor odio es tan parecida que da hasta miedo.

Justo el viernes, sin ir más lejos, le alcé la voz. Es la persona que con más facilidad me ataca a los nervios. Rompe mi paciencia y agota mi entendimiento. ¿Por qué yo la tengo que comprender y ella no puede comprender una mierda? El esfuerzo siempre es mío; y la cordura, también. Siempre seré la mala, la injusta, la dura, la que no tiene piedad. Si supiera cuánto he cambiado. Cuánta paciencia he llegado a conseguir tener y lo mal que me hace sentir. Pensándolo bien, ¿resolvería algo sabiéndolo?. Nada, absolutamente nada.

Y la quiero. La quiero a morir. Me desvivo por complacerla, porque se sienta orgullosa de mí, porque me respete. ¿Estará viendo en la mujer que me he llegado a convertir?. Me duele cada palabra de más que le digo, cada mirada de “no aguanto más” que le hago. Pensar que no podemos estar cerca y que no podría vivir sin ella. Emocionalmente me machaca con una facilidad abrumadora. Cedo a cada uno de sus envistes. Pero siempre vuelvo. No sé ni por qué me he quedado toda una semana en casa. Le quería dar un gusto pero las heridas comenzaron a sangrar. Las de ella y las mías. Por salud, llegó la hora de volver a casa.


Ocupé la silla que Jake había dejado vacía y lo miré maravillada. Pese a haber entrado en el estado de confusión que mi madre solía causarme, sentí que si lo miraba a la cara y escuchaba su voz lograría regresar al mundo nuevo que Jake y yo habíamos formado. Un mundo que no estaba gobernado por mi madre. [Alice Sebold/ Casi la luna / Título original: The Almost Moon / 2007]