29.7.10

Mio!!!

Increible, pero cierto. Estoy emocionada.


Estrictamente, esto no es un “si fuera” ordinario pero es un buen comienzo en el día de hoy. Las cosas por su nombre, esto siempre de primeras. Saraela comenzó su lista por este atípico “si fuera” y yo fiel a mi estímulo, es decir, a ella, voy a seguir sus coordenadas. Aunque he de decir que tal vez me extienda más de la cuenta pero es que yo con mi nombre tengo una relación particular.
Esperaban niño. Juguetona desde el útero debía de poner dedete cada vez que me hacían foto porque hasta no salir de cuentas mi madre, no se enteró de que le venía una niña. De todas maneras, qué no se quejen, les di casi un mes más para que se fueran acostumbrando. Fui un melocotón tardío. Todo estaba preparado en azul y amarillo. ¡Menos mal! Porque yo y el rosa como el agua y el aceite. Me iba a llamar ISRAEL. Supongo que hubiera acabado siendo, Isra para los amigos. Mi padre aún me agradece mi cambio de sexo. Si yo nací en abril, para junio Israel comenzó un conflicto armado, que trajo cola, invadiendo el sur del Líbano en lo que hoy se conoce como la Primera Guerra del Líbano. Me libré de este estigma político-bélico y comenzó la guerra en casa por qué nombre ponerme. Mi padre quería MARÍA y mi madre… mi madre, ese no quería. Resulta que tengo una prima hermana, prima hermana que no segunda como hermana, que se llamaba así. Así que mi padre tuvo que ir cediendo y comenzó a convertir la “i” en “t”. Como deduciréis, los que no me conozcáis y ya sabréis los que sí me conozcéis, me llamo MARTA. Soy una María camuflada ¡qué cruz!.
De todas maneras, tener o no nombre me es indiferente. Solo sirve para que los demás te identifiquen. Todavía me siento rara cada vez que me nombran. “Marta, Marta” “¿Qué? ¿Es a mi?” Como yo no me llamo pues no sé, es como raro. Pero a lo que vamos, “si no tuviera nombre” me llamaría… MARTA. Si no soy Marta, ¿quién soy sino?. Incapaz de nombrarme acudiría a que me asignaran etiqueta otros, que es lo que hice en su día. Así que dudo que me llamara de otra manera. No me disgusta y total, ya llevo casi treinta con él a cuestas. “Si tuviera que poner un nombre” yo, eso ya sería otro cantar. Pero como todavía no se ha dado el caso y me tengo que regir a una lista, dejo este nuevo “si fuera” en el aire.


27.7.10

Metropolis de Rob Carter

Fascinante experiencia la que me he encontrado en Vimeo. Se tratan de unas animaciones urbanas muy de mi estilo. Cuantas veces habré utilizado yo el “corta y pega digital” que muestran estos vídeos. ROB CARTER utiliza una técnica llamada stop-motion animation. Lo mío siempre ha sido tirar de Photoshop y mis resultados son estáticos pero ¡oye! creo que los míos han acabado dando el pego tanto como los de él. Con finalidades distintas, por supuesto. Las mías, las de la típica estudiante de arquitectura que quiere aprobar sin quedar demasiado en evidencia; las de Rob, remover conciencias desde su posición de artista, poniendo en relieve los elementos icónicos y políticos del entorno urbano. Estadios, rascacielos, iglesias y monumentos históricos. Metropolis es un claro ejemplo de ello. Cuenta la historia de la ciudad de Charlotte en Carolina del Norte (EEUU). Comienza con la construcción de la primera casa en 1755 y continúa con el crecimiento urbanístico de los últimos 20 años. Luego ya da rienda suelta a la imaginación y presenta a la ciudad en un futuro imaginario. Si queréis ver el vídeo completo clicar aqui [+]
Otras joyitas que debéis ver de este artista plástico son Stone on Stone, This England?, Footbel,… ¡Qué digo! ¡Vedlos todos!. Son fantásticos. Los podéis encontrar en http://www.robcarter.net. Os llevará un rato pero ¡vale la pena!.

26.7.10

Un fin de semana Knopfler

Al final resultó que Knopfler nos esperaba a los cuatro en Badalona. Porque… ¡sí! ¡yo estuve en el concierto de Mark Knopfler!. Berbe y yo acabamos en el gallinero del pabellón, encima de los carteles publicitarios. Por una vez en su vida, se pagó un concierto. Le tengo que dar las gracias, porque había que estar. Fue espectacular. Dejamos a mis padres sentados en las gradas de pista, no se fueran a perder, era su primer concierto, concierto (para ellos los del pueblo en fiestas, no cuentan) y subimos a nuestro puesto. Desde allá arriba, todo el recinto se veía plagado de sillas. A medida que se acercaban las 10, iban quedando menos huecos. Desde nuestra perspectiva, la imagen era espectacular. Miles de cabezas colocándose en sus sitios de manera ordenada y escalonada. A Knopfler, no llegué a distinguirle la cara, pero para qué, teníamos su música. De vez en cuando, conectaban la cámara del mástil de su guitarra roja y blanca, y le veíamos, en la gran pantalla del fondo, mover los dedos sobre las cuerdas. Un Paco de Lucía a la escocesa, eso es lo que es. La puesta en escena no fue nada espectacular pero musicalmente, ¡fue lo más!. En la vida había estado, y no sé si volveré a estar, en un concierto que se escuche tan bien y que tenga la calidad que este tuvo. Tanto él como toda su banda son unos virtuosos. Sincronizados al milímetro dieron lecciones de cómo es hacer un directo ¡la hostia de bueno!. Fue impresionante. Los dedos de ese hombre son mágicos. Lo que más me sorprendió, a parte de su profesionalidad, fue la humildad. Todos ellos grandes músicos consagrados que entraron tranquilos y que no mostraron ni un solo ápice de divismo. Por no haber no había ni el típico foso de vallas amarillas. Las primeras filas del foso, tenían a Knopfler a un par de metros. Tan cerca, pero tan cerca que les debía de salpicar hasta el sudor. El concierto duró casi más de dos horas. Los bises y las ovaciones fueron numerosos. Knopfler comenzó con canciones de sus discos en solitario y acabó regalando a todos los presentes grandes éxitos de Dire Straits. Romeo & Juliet, Sultans of Swing, entre otros. Tras Sultans of Swing, el publico estalló en un “Oeeee, oeeee, oeeeeeee… Oeeee, oeeee,…” muy futbolero, que me recordó que aún seguimos con las fiebres del mundial. No había manera de callarnos, así que la banda entera tomó sus instrumentos y, bajo unos arreglos folk, nos acompañó en nuestros vítores de alegría. Qué momento aquel. Solo hacía que pensar cómo lo estarían viviendo, por allí abajo, mis padres. La gente de pista se levantó de sus asientos y se abalanzaron al escenario, los bises se sucedieron. El público no parecía cansarse y ellos tampoco. Canciones de más de siete minutos todas ellas. Desde las alturas, seguía los movimientos de todos esos espectadores, cuya media de edad rondaba los 50-60 años; me enorgullecía de ser hija de quién soy y de que mi banda sonora de la infancia hubiera sido la que fue. De no rondar esa edad y estar allí. Esperamos a mis padres a la salida, justo delante del merchandising. Tenía muchas ganas de ver su reacción. Mi madre salió toda feliciana diciendo, “Uff… cómo hemos gozado” A ella, que la música ni fú ni fá y que lo que le gusta es mover el culo en las charangas de las fiestas mayores, había disfrutado. Mi padre, con los ojos chispeantes y pletórico, por lo menos yo así lo sentí, me dijo, “Marta, gracias por el regalo” y me besó. Un poco más y lloro. “Gracias a ti…”, debía haberle dicho, “… por la herencia musical que me has dejado. Que la valoro más que él dinero y sé que me durará la vida entera”; y quién sabe, tal vez, yo también la deje en herencia.
Todo lo que hicimos a partir del viernes noche ya tuvo a Mark Knopfler de fondo. Tanto el viaje de vuelta en el ferrocarril, la sesión de bricomanía del día siguiente, como la cena en Il Fornetto en Sant Cugat, como el piscineo y el conejo a la brasa del domingo. Sé de buena tinta que se marcharon contentos, bien alimentados y tarareando Dire Straits. El viaje de vuelta se les hizo hasta corto. Estoy satisfecha y creo, esto os lo digo en la intimidad, que me he ganado unos puntos extra como hija. Sonará pretencioso que lo diga yo pero, sentí su felicidad y… sentí que me querían. “You get a shiver in the dark. It's raining in the park but meantime. South of the river you stop and you hold everything…”

22.7.10

Found wire scribble

Debería estar limpiando

Mañana vienen los papis. Mark Knopfler les espera mañana en Badalona. La casa debería estar limpia. He dicho bien. Debería. Ahora mismo debería estar limpiando. ¿Y qué estoy haciendo? Escribir, obvio. Limpiar no. Deber, qué palabreja esta. Según la RAE, “estar obligado a algo por la ley divina, natural o positiva”. Ya no sé ni por qué leyes me rijo. ¿Por la ley divina? Primero tendría que encontrar a la divinidad adecuada a la que seguir acérrimamente. Encontrar lo adecuado es difícil. ¿Por la ley natural? ¿Qué tipo de ley es esta? Lo natural. ¿Qué es lo natural? ¿Lo qué se espera por lógica que haga? La lógica, otro gran dilema. ¿Mi lógica? ¿Su lógica? ¿La lógica del ser divino?. ¿O natural tipo no hacer daño al medio ambiente, no productos transgénicos, no pesticidas y demás?. Y la ley positiva ¿eso qué demonios es?. ¿Con la que nos acercamos al bien? Otra cosa que depende. El bien y el mal. Creo que he vuelto al conflicto divínico. Así que, el debería es demasiado ambiguo para mí. No sé como tomármelo. Si como un debería según yo o un debería según el resto.
Como se puede apreciar en mi mundo las cosas no son sencillas. Si te acuerdas, Berbe, fue lo que te dije la primera noche que amanecimos en el portal de mi casa. “Mi vida es complicada”. Me miraste raro y yo callé. Sabía lo que me decía. Tengo carrete para aburrir pero cuando se trata de lo más profundo de mi, mejor callar. Lo raro es que a esa noche siguieron otras. Mis complicaciones te dieron lo mismo, creo que tú no sabías lo que hacías. Ayer en la Elisabets me di cuenta. Se me había olvidado lo enredados que están mis pensamientos. No puedo sintetizar en una sola palabra, algo que me ha llevado una vida encontrar en mis adentros. Hay sensaciones, sentimientos que no se pueden explicar con palabras. Hay cavernosidades que no se pueden poner en común. Solo te las he enseñado a ti. Mientras yo las exploraba tú estabas al otro lado del cordel. Eres mi amante amarre. Ayer debí callar, hay cosas que son imposibles de explicar. El mío es un idioma difícil de traducir.

¿Limpiar o brincar? A veces limpio, a veces salto. Me voy a poner al tajo, aplazo los debería para otro rato, que la casa sola no se va a desempolvar.

21.7.10

The wheel of nutrition

Hacía días que no entraba en selekkt.com/blog ¡con lo que me chifla!. No hay ni una sola de las cosas que muestran que no sea original y novedosa. Esta gente es la leche. Hoy no me he podido resistir a mostraros una de sus sugerencias: The Wheel of Nutrition de Hafsteinn Juliusson. “Are you eating right?”. ¡Necesito esos platos ya! Ultimamente ando liada en una cruzada personal y estos platos me vendrían de cine. Sería una manera fácil de recordar los valores fundamentales de una dieta sana. “¡Otra loca de las dietas!”. No estoy a régimen, si es eso lo que alguien piensa. Estoy en lucha con los hidratos de carbono por razones médicas. En concreto, con los que provienen de los azúcares. Tengo que bajar mis niveles de insulina para así controlar la producción de hormona LH. ¿Alguién se ha enterado de algo? Un follón, vaya. ¡Y lo difícil que es ir a comprar teniéndose que parar a mirar las dichosas etiquetitas nutricionales!. Sales del super mareada, desanimada y pensando que lo mejor sería no comer y punto. Total, al final no te queda otra que reconocer que ¡todo es veneno!. ¡Qué lástima de vida!. Pero estos platos facilitarían la tarea. Los hay de tres maneras: Diet, ExtraOrdinary y Supersize. Como diría la hija de Preysler, "¡son idelaes!". Este diseñador es un coco y por la cara que gasta en la foto, diría que volao también está un rato. Benditos los que vuelan sin alas, de ellos será el reino de ingenio. Tiene ideas fantásticas, de esas que uno dice "cómo no se me había ocurrido a mí antes". Sino echarle un ojo a sus Growing JewelrySlim Chips o su napBook, entre otros, y me decís.

20.7.10

El otro día en Tardes Astrománticas me propusieron jugar a los “si fuera”. ¡Ui! ¡Qué calor, qué calor! Lo siento pero no puedo evitar relacionarlo con el programa ¡Hola, Raffaella! que veía yo allá por las Olimpiadas del 92. Tenía 10 años y eso de que te pudieran llamar a casa y preguntarte cosas como “¿Tiene usted pelos en la lengua?”, me chiflaba. Corría a por lápiz y papel, me apuntaba la respuesta correcta del día, “No pero me gustaría tenerlos”, y esperaba a que me llamaran. Nunca lo hicieron. Ni eso ni el helicóptero de Tulipán aterrizó en las piscinas de mi pueblo. Qué se le va hacer pero todavía, de vez en cuando, no vayáis a pensar que estoy así siempre, he dicho de vez en cuando, cuando estoy en el césped de una piscina, miro al cielo y pienso hoy será nuestro día de suerte, fijo que los de Tulipán vienen. Es que hay cosas que se te quedan grabadas a fuego y los “si fuera, si fuera” de la italiana pues ¡Boom! ¡Explota, explótame expló! ¡Explota, explota mi corazón!. Ha sido aquí la astromántica decirme “si fuera” y se me han activado los recuerdos. Espero que no te importe, pero te has convertido en mi musa itálica y desde hoy abro nueva sección en el blog: Los “si fuera” de Saraela Carrá. Redoble de tambores. ¡Estooooo prometeeeee! ¡Fiesta! ¡Qué fantástica, fantástica esta fiesta! ¡Qué fantástica, fantástica esta fiesta! ¡Esta fiesta con amigos y sin tiiiii!

19.7.10

Del Grec al Festival de los Castillos

“Para algo que hacen en Alcañiz”. Este fue nuestro lema del fin de semana. Llevábamos mucho sin ir. Mediados de julio y un pueblo de Teruel, con un poco de suerte habría alguien en algún velador de la plaza. Por mucha crisis que haya dudo que la gente de mi tierra diga que no a la Playa del Sobaco. Que para quien todavía no lo sepa, es como se les conoce a las playas de Salou y alrededores. Plagadas de maños y baturros dispuestos a ponerse a tono con el color de las gambas y a alzar fogosos sus brazos a la hora de saludarse “¡Tió! ¡¿Qué haices por aquí?!” “¡No me jodas! ¡Tú por aquí! ¡Pos ya ves! La mujer y los hijos, que les gusta esto de la playa”. Llamé a la mami días antes de nuestra visita y le pedí que se pasara por la Oficina de Turismo y que me comprara una entrada para el espectáculo del Festival de los Castillos que acontecía ese sábado próximo. A ciegas. Íbamos a ser fieles a nuestro espíritu de ir a lo que sea. Así es como acabamos en el Anfiteatro de Pui Pinos de espectadores de Frankenstein.
El fin de semana de antes habíamos sido invitados por las Ladies a un espectáculo del Grec en el Teatre Lliure. Allí también fuimos a ciegas con una consigna totalmente distinta. En Barcelona siempre hay algo, se sabe y si no se va es porque… Mira, no sé por qué. De todas maneras a una propuesta cultural no se le puede hacer ascos y si es de franc, mucho menos. Tuvimos el gusto de ver una actuación de una disciplina escénica japonesa llamada Butō. Es difícil clasificar si lo que vimos fue una danza o una performance. La sala estaba a rebosar de una fauna de lo más variopinta. La primera parte, Dead 1, me gustó. No me dejó indiferente, la verdad. Si soy sincera, me sentí como Paloma, la niña de La elegancia del Erizo de Muriel Barbery . De golpe comprendí su maravillosa obsesión por los movimientos. Casi me entraron ganas de hacer un diario de los movimientos como ella. No os digo más. Al intermedio pensé que la actuación había acabado, pero como nadie se movía… no me canteé de la butaca. Era como si todos se hubieran quedado super impactados. Menos mal que nos dio por leer el programa que por defecto cogimos en la entrada. Faltaba lo mejor. El gran maestro, Ko Murobushi. “un dels intèrprets de butō més respetats al món, reconegut al Japó com un hereu direct de Tatsumi Hijikata”, vaya el descendiente del que creó esta disciplina allá por 1959. He de decir que consideré, en algún que otro momento, que improvisaba. Quick silver, la pieza en solitario del maestro, no me pareció tan precisa y trabajada como la de los tres primeros bailarines. Aunque para trabajados ¡sus torsos!. Por dios, ¡más fibrado no se puede estar!. Cuerpos pintados de plata. Pequeños. Sin un gramo de grasa. Así, despeinados y convulsionando, daban un poco de miedo, pero ¡oh my god!. Más de uno y una, a la noche, soñó con ellos fijo.
Así que, Víctor Frankenstein y su criatura en pelotas como que no me escandalizaron. A los japos les había visto con un hilo dental atravesándoles las nalgas, ver a Raúl Peña, el UPAdance con el cimbrel al aire pues como que me pareció de lo más normal. A mí; porque lo que se dice a mi entorno más cercano pues como que no. ¡Tuve que mandar callar a una señora!. No había manera de ver la obra a su lado. A ella y a las gallinas de sus amigas les resultó, digámoslo de manera fisna, agresiva esa visión. No está la miel hecha para la boca del asno. Digo yo, si no te mola, ¡vete! ¡y no des la murga!. Tal vez me sentí fuera de lugar en el Teatre Lliure pero en el Teatro al Aire Libre de mi pueblo esas señoras me hicieron sentir una cultureta a la enésima potencia. “¡Esto no se puede permitir!” “¡Por dios! ¡Esto es denigrante!” “¡Ai! ¡Qué pena! Ese chico está enfermo ¡cómo se puede permitir esto!”. Lo que no se podía permitir es su acceso al recinto. ¡Qué cruz! y ¡qué vergüenza!. En primer lugar, por tener que llamar la atención a una persona mayor que yo; y segundo, por el catetismo cultural tan grande en el que viven algunos. A los amigos tampoco les gustó la obra e hicieron chistes y sornas varias de los cuerpos desnudos que, para muchos, de forma gratuita pudimos ver. Es una pena que una teta o una polla susciten tanto cachondeo y que eso mismo les impida ver el trabajo interpretativo, de vestuario e iluminación y de adaptación de la obra de Mary Shelley. La producción fué cuidada y la propuesta escénica nos mostró un Frankenstein sin tornillos que nos tendía la mano a temas como los límites de la ciencia, su frontera con la religión, la ambición humana, la incomprensión a lo diferente, el deseo, la búsqueda de la felicidad, los miedos a nosotros mismos,… Una versión muy fiel a la línea narrativa de la novela que respeta incluso los mismos saltos en el tiempo de la historia. Fue tal vez un poco larga si se tiene en cuenta la mierda de asientos a lo campo de futbol de provincias, que no butacas, que tiene ese teatro y que hacía un poco de fresco. Y sí, ¡se desnudaron!. ¡¿Y qué!?. ¿Estábamos en un local de variedades? ¡No! ¿Pues entonces, qué tanto señalar con el dedo que se le ve la tita? Esas personas no habían ido a ver una obra de teatro sino un circo. Tal vez pensaban que tras la actuación del enanito y el deforme que no se podía levantar iba a salir de entre bambalinas la mujer barbuda.
Últimamente defiendo la teoría de que una provocación es fruto del que mira y se indigna por lo que ve. Creo que el mal entendimiento y la ofensa son generados por el receptor. ¿Qué culpa tiene el emisor de que el receptor sea un necio? Ninguna. No habría provocación que valiese sin la existencia de esos ojos mal intencionados que no saben admirar la belleza que poseen todas y cada una de las cosas. La moral en todos estos caso me la paso yo por el forro de… bueno, mejor no soy mal sonante no vaya alguien a sentirse mal (por interpretar mal).

15.7.10

¿Muda?

Callé durante unos minutos. La Elisabets fue testigo. Fue tarea difícil. Los silencios me destruyen. Me convertí en una radio apagada más de la colección. Tu risa maligna fue la que activó mi botón de cabezonería baturra. Fue divertido, la verdad. Aunque moría en deseos de hablar. Va ser cierto que no callo ni bajo el agua y eso que últimamente me he impuesto un voto de silencio y moderación verbal sonoro-auditiva. Que como se ve, infrinjo continuamente. Busqué la brecha en el trato y saqué mi mini boli logroñés, que no es un lápiz rosa pero escribe. Mi madre lo ignora pero soy una payasa con incontinencia verbal. Los tengo a todos engañados. Piensan que no bailo, que soy una sosa y que callo, por timidez y discreción. Tal vez en un pasado ya muy olvidado. Barcelona me ha cambiado.
Al final no brindamos como deu mana. También es cierto que nos faltaba la ladie más vieja. Entiéndase vieja por sabía. Si se rendían honores a las licenciadas tenía que ser en comunión fraternal libelólar y nos faltaba una homenajeada. Así que hoy, día importante donde los haya os rindo tributo, como profana en la materia y amiga ante todo. A ti, Abeja Reina, por tu añico bien llevado. A ti, Xispi, por tu patito (negro, supongo). A ti, Pequeña Guz, por tu buena nueva. Has comenzado una gestación dura, de largo recorrido, sólo apta para valientes. Es tu día cero. Adelante. Y por ti, Berberecho, también brindo. Porque has cumplido tu promesa doble. Has superado tu pánico a la papada y a la falta de seriedad. Estas reguapo. Cuando se te pase el cansancio, me avisas y te muerdo. En cuanto a mí, ¿sabéis qué?. Que también brindo. ¡Que cojones! No soy licenciada, ni trabajo, vivo de ahorros, pliego camisetas y calcetines, no sé cuál es mi futuro ni mi destino existencial. Me asusta la fugacidad de la vida y me abruman los días grises. Soy como un intérprete de butō lucho por adoptar una postura estable, con un movimiento casi imperceptible, lento pero constante. Sé que si mi movimiento se acelera y apresura, caigo entorpecida y exhausta. Estoy forjando unos glúteos de acero. El tiempo me dará la razón. Aunque no se aprecie, camino. Machado resuena en mi mente:

"¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar?...
Todo el que caminona anda, (...)"

“Caminante son tus huellas
el camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.”

“Luz del alma, luz divina,
faro, antorcha, estrella, sol...
Un hombre a tientas camina;
lleva a la espalda un farol.”

14.7.10

Un día de dolor de cabeza acabó con un telefonazo

Ayer me puse a escribir pero todo se quedó a medias. Un enorme dolor de cabeza de los míos conspiró con mis neuronas. Al final no publiqué. La entrada se iba a llamar UN DIA DE DOLOR DE CABEZA e iba a comenzar así:

“Hoy me he levantado sin ganas de hacer nada. Desanimada y más que acalorada. La luz entraba por la ventana, a pesar de estar la persiana bajada. Y yo enredada entre las sábanas pensaba como llenar tu otro lado de la cama. Otro día sola en esta casa desordenada. Había algo que me preocupaba.
Me he remojado la cara. Esa mirada no me gusta nada. He ido al salón a ver qué hora era. Eran las diez, ya ves. Sin darme cuenta pasan los días sin sentir, por mí, la más mínima alegría. Te he estado llamando. Estabas ocupado. Seguro que hoy llegas algo cansado.
Junto a la begonia he desayunado. Al cerrar los ojos, lo he pensado. No sé si tengo el valor para decirlo. Para qué, si siempre me pasa lo mismo. Oculto vergüenza por todos los rincones de la casa. Me he desahogado dándole a la plancha. Plegando calcetines, tendiendo toallas.
Ayer era un día feliz por las calles de Madrid. La roja había llegado con un gran trofeo en las manos. Hoy la euforia se va apagando…”
Una entrada un tanto melódica y algo melancólica. El desinfle de un día de éxtasis. Más de lo de siempre. Así que, cambio de tercio porque no me apetece hacer la croqueta. En realidad, lo que acontece hoy es otro tema. ¿Cuál?. ¡Que soy una mala amiga!. Si, lo soy. Tanto “no me llama”, tanto “si ella no quiere formar parte de mi vida pues ella sabrá”, tanto “la amistad es una relación de ida y vuelta”. Pues toma, me llamó. Si es que soy lo puto peor. Con un telefonazo apagó las llamas de mi enfado. Soy facilona, qué se le va hacer. Ai, es que a los amigos se les quiere. Uno se enfada y se desenfada con la facilidad del rayo. Me sentí fatal al colgar. Es un trocete de pan. ¡Una feliciana!. Lo sé pero, esta vez, necesitaba pensar que no lo era. Para que el dolor de la ausencia no fuera tan fuerte supongo. Me puso al día y me propuso un picnic piscinero. ¡Dios! ¡Qué nadie diga nada! Que ya me lo digo yo. Estoy destrozada. Un desliz mental me hizo tener malos pensamientos, pero ¡nunca mais!.

12.7.10

Campeones del mundo

Que emoción la de ayer. Estaba atacada. El estómago hecho un nudo. La adrenalina a tope. Al final y sin necesidad de llegar a los penaltis, iba a decir gracias a dios pero fue gracias a Iniesta, ¡ganamos!. ¡Ganamos!. ¡Ganamos!. ¡Ganamos!. ¿Hay alguien que no se ha enterado? No me cansaré de decirlo, ¡ganamos! Y es que esto es histórico. Nunca, nunca habíamos llegado en futbol tan lejos. Nunca. Ya sólo estar en la final del mundial era ¡lo más!; y ganar ya ha sido… ¡aaaa! ¡no hay palabras!. España fue anfitriona de la copa del mundo en el 82. Mi año. ¡Qué generación la nuestra!. Los de los 80 nacimos con la sangre más roja de la cuenta estoy segura. Somos una generación de furia, de emoción, de sentimiento, de esfuerzo, de equipo, ¡somos La Roja!. Después de 20 mundiales y de un equipo más blaugrana que nunca, nos merecíamos ganar. Porque muchos fueron los que persiguieron este triunfo, sudaron camiseta, se desgañitaron gritando, sangraron y lloraron. Por todos se ha ganado. Por los que se sienten españoles y por los que no. Por ti, por mi, por una estrella que acompañará a los jugadores siempre. Por las historias que podremos contar a nuestros hijos y nietos. “Hijo, tú no sabes qué partido fue ese. Holanda guarreaba, iban a hacer daño; pero ganamos. Nos dieron duro, qué se lo digan sino a Xavi Alonso; pero ganamos. Iniesta no falló. Iker no dejó pasar ni una. ¡La besó!. Hijo, la beso. Todo fue tan rojo. Todo fue tan bueno. El rojo nos inundó. No teníamos ni un duro, nuestro futuro era incierto; pero ganamos. Y de qué manera…Fue un triunfo de todos.” ¡Bua! No es un sueño, España es campeona del mundo de fútbol. Son malos tiempos pero estos chicos nos han hecho ser tan felices. Son una generación irrepetible. En sólo dos años, Eurocopa y Mundial. En ese equipo hay gente que no puede tener más copas. ¡Las han ganado todas!. Y son humildes, sanotes y caen bien. Yo sentí que levantaba la copa con ellos. Sentí las lágrimas de Iker y la emoción de su beso. Sentí que Iker me besó. Sentí la fuerza de Iniesta en el minuto 116 y su dedicación de corazón. “Jarque siempre con nosotros”. Sentí sus ojos temblorosos llenos de lágrimas. Sus ojos eran mis ojos. Su emoción era la mía. Tocado por la magia del futbol, la cruzó y entró. Sentí el crujir de pecho de Xavi Alonso y el dolor de rodilla de Busquets. Sentí las prisas por subir por la banda de Navas. Mis piernas corrían con él. “Corre, corre, corre”. Sentí a Cesc culebrear, busqué el gol con él. Sentí el enfado de Xavi y rechacé con él la mano tendida del holandés. La roja a Heitinga también la levanté yo. Por Alonso. Por Luis Enrique. Por cada una de las patadas y patadas del juego sucio de Holanda. Odie a ese árbitro cobarde con todas mis fuerzas. Targetas calculadas, sólo a los que no estaba amonestados y soltando charlas a los que deberían estar en la calle. Webb dio vergüenza, compensaba faltas. Una para ti, otra para ti. Lo nunca visto en una final. Holanda zurraba y protestaba. Nosotros, simplemente, jugábamos y callábamos. Ellos perdieron, nosotros ganámos. “¡Oeee! ¡Oeee! ¡Oeee! ¡Oeeeeeeeeeeee!”.

10.7.10

¡Lárgate ya!

He recibido en el correo una oferta de Atrápalo.com que decía: “LAS VACACIONES QUE MEJOR TE SIENTAN NO SIEMPRE SON LAS TUYAS. Todos necesitamos desconectar de alguien de vez en cuando, pero pedirle que se largue no siempre es fácil. Regálale un Pack Lárgate y piérdele de vista por una temporada. A lo mejor, incluso te lo acaba agradeciendo.” Me he partido la caja de reír. Y eso no es todo, a parte, te dan la posibilidad de ahorrarte el mal trago de decírselo a la cara y te proponen decírselo ellos a través del Facebook. ¡A su perfil!. ¡Como medida de presión!. Esta vez los de Atrápalo.com se han superado. Me ha picado la curiosidad y he ido a su página. ¡Buá! Han colgado un vídeo buenísimo que os dejo aquí.

Lo más cachondo de todo este tema es que ¡me siento identificada!. A mí este año me han dicho: “¡Lárgate!”. ¿Dónde está la cámara oculta?. No puedo parar de reír. Aquí el colega me dijo: “No seas tonta, lárgate con las amigas. Os lo pasareis bien. Es una oportunidad única. No pasa nada si no voy yo. A mí no me importa quedarme sólo”. ¡Toma! ¡Toma!. ¿Casualidad? O no. Qué yo sepa a mí nadie me ha regalado el viaje a Ámsterdam, ¡qué me lo he pagado yo!. Ya que me decía “¡Lárgate!” me podría haber regalado el pack este de Atrápalo.com. Me reitero, ¡qué no puedo parar de reír!. ¡Ai! ¡Qué dolor!. Me llega un vale de esos del pack y bueno, qué me encano a reír cómo lo estoy haciendo ahora porque los mensajes de los vales no tienen desperdicio tampoco. ¿A alguien más se le antoja perderme de vista?. Esto, no me importa, pero que se pase antes por Atrápalo.com.
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7.7.10

De boda por Logroño

No todo fue el hostal Casa con Encanto. ¡Y menos mal!. La noche previa a la boda ya nos pegamos las primeras risas. Había quien cojeaba y tuvimos que llevar a la Tulli, a lo sillón de reina, hasta su hotel de cuatro estrellas. Unos demostraron su hombría y otros, bueno, otros llevamos las muletas. A las cuatro de la mañana, nos recogimos y a las diez, ya estaba duchada y aseada dispuesta a olvidar la noche y la fogosidad de la habitación de al lado. Desayuno en la Plaza del Mercado. “Yo querré un cruasán”. “Y yo”. “Y yo”. “Yo también”. “¿Tenéis cruasanes?”. “No se nos han acabado tenemos tostadas”. Todos al unísono, levantando la mano “¡Tostadas! ¡Tostadas!”. El chico apunta y Enojada dice “Es que yo soy más de salado. ¿Qué tenéis?”. “Pues tenemos pincho de tortilla…”. No le dimos tiempo a más. Todos levantamos la mano en bloque. “Tortilla”. “Tortilla”. “Tortilla”. ¡Qué risas!. La que no se hubiera reído, si hubiera visto el tinglado que había en la plaza, era la novia. “¡Maja! Como vea esto Cris se muere”. Desconocía la afición logroñesa por la roja. Estos tipos se lo toman en serio. Pantalla gigante, unidad móvil de Telecinco, paellada popular y casetas con productos varios típicos de La Rioja. Y todo ello, ¡delante de la puerta de La Redonda!. La que se casaba histérica, por si llovía, vivía ajena a los acontecimientos de la plaza. ¿Quién iba a ser el guapo que se lo dijera?. Pues, nadie. Se hubiera muerto. Menos mal que para la tarde, al menos, quitaron los chiringuitos.
Mientras unas se fueron a ponerse guapetonas a la pelu el resto paseamos. La calle Portales con sus tiendas a lo viejo, estaba en plena actividad. Ese toque de antaño en sus escaparates y su grafismo tan sesentero, ¡me vuelven loca!. De allí al Revellín con su muralla, a quitar el coche de la zona azul. Pagada la multa y fotografiada en mi momento amarillo del día, fuimos testigos de la llegada de una madre a la boda de su hija en la Parroquia de Santiago. ¡Cómo para no enterarse! Iba dando voces por la calle, mientras los peregrinos seguían las marcas del camino. Y ¡chas!, ¡sorpresa!. Un juego de la oca gigante. De oca a oca y tiro porque me toca, volvimos a ser todos un poco chicos. Hicimos el pichorras un rato y marchamos hacia el Puente de Hierro. En la otra orilla de ese Ebro chocolateado por las lluvias de estos días, había un parque musical. Fuimos niños de nuevo. Adultos jugando a esconderse del sol, intentado hacer funcionar todos y cada uno de los aparatejos que allí había. Volvimos a la otra orilla por la pasarela peatonal, atravesandola vimos a un tostado viejete en piragua, surcador de aguas a toda marcha, acompañando a la corriente hacia el Puente de Piedra. En el Parque del Ebro peloteaban en el frontón y todos estábamos secos. Era la hora de comer. Era la hora de laurelear.
Amo la Calle Laurel. Adoro la Calle Laurel. Senda de los elefantes, en la que no se necesita ni rifle ni fusil, sólo ganas de laurelear. La trompa está asegurada; de allí su nombre. Zona de chiquiteo de Logroño a donde se va a chafardear, tirar de tintos y a tapear. Es un rincón gastronómico al aire libre digno de ser degustado con pasión y ganas. Los bares son conocidos por sus especialidades así que de esta manera relato nuestro safari. Primera al de los champis, luego al de los pinchos morunos, sentados en mesa ajena por motivos logísticos, Ronal se hacía cargo de no dejarnos secos ni hambrientos. El filipino cazó para nosotros unos tigres, robé unos chatungos para el ajuar de Ire y nos fuimos de cabeza al de los huevos rotos. Unos los pidieron con chorizo, otros con bacalao, otros con roquefort,… Se dice que entrar a la Laurel es fácil pero que salir no tanto. Muchos se perdieron en ella y nunca salieron; y los que lo hicieron, casi siempre a cuatro patas. Pues imaginaros como acabamos. ¡Teniendo que ir a dormir la siesta! Eran las cuatro, a las seis era la boda y había que ir decentes.
Llegamos tarde a la ceremonia, para variar. La novia guapísima y emocionada. Con velo y cola, boda de princesa. Como la había soñando desde pequeña. Tal cual nos la contaba en nuestras rutas de cuelga de carteles para las fiestas del pueblo. Hubo una excepción, el ramo, orquídeas rosas en lugar de calas blancas. Mucha niña mona, mucha falsa elegancia de provincias y ¡mucho kiki!. Dios, santo. Pena no haber hecho foto a tanta ostentación de plumas, floriponcios y volúmenes imposibles sobre las cabezas de las invitadas. Había de todo. Las sencillas, las horteras, las digital plus, las faisanes,… ¡y no se lo quitaron en toda la noche! Eso es poderío y lo demás tonterías. Lo mejor de la boda, nuestra mesa y nuestros satélites en las mesas vecinas. Cantamos el gol de la victoria y tocamos las bubucelas, para irritación de la novia que no quería ni oír hablar del Mundial. La comida rica y el solomillo sublime, todo bañado en buen tinto de La Rioja, ¡cómo no!. El resto de invitados no interaccionó mucho con nosotros pero, la verdad, íbamos sobrados de cachondeo y diversión. Perseguimos a Montilla y conseguimos hacernos una foto con él. Todo el clan catalán contentos, bailamos al ritmo de Chimo Bayo. Desaparecí con el último autobús, con una botella de vino bajo el brazo, con los tacones en una bolsa y un acompañante que no faltó al protocolo, preguntándome si esta sería la última boda. Siempre acaba casándose alguien. No sé qué digo.



6.7.10

Ana

Tiene treinta años y ahora todo le va bien • Tubo mucha prisa y se salió más de una vez • Fueron los excesos y las ganas de correr • Ana tubo eso que le hizo tenerse en pie • Tubo mil historias • Tubo algo en qué creer • Y ahora coge sus tacones y la noche empieza arder • Tu cuidado con lo que dices que está hecha de cicatrices • Es el verbo en carne viva es la mujer elegida • No la busques déjala • Para ya, para ya • Vive tu vida también • Cuidate tú, cuidate • Ana siempre estará bien • [Ana /Supersubmarina]


5.7.10

Hostal con encanto

Paradisíaco lugar este del hostal Casa con Encanto La Redonda en plenos Portales. ¡Y una mierda!. Hacía tiempo que dormir fuera de casa no era tan traumático. Entre ruidos, sexuales y pastraneros, olores naftalinos y luces de emergencia, pasé las noches en vela. Sobre todo la primera. No por nervios, ¡qué yo no me casaba!, sino por asco y miedo. Porque estaba acompañada del oso polar que si no, nada más ponerme el pijama, me hubiera ido a cobijarme a cama ajena (se sobrentiende que conocida, claro está). Sus rugidos nocturnos espantan así que estaba protegida. Hacía un calor inhumano, de primeras, me negué a encender el ventilador, no fuera a ser que lo nauseabundo del lugar se fuera a propagar y se me metiese de por vida en los pulmones. Fue por causa mayor. La humedad saturada y condensada nos estaba asfixiando. Nos teníamos que vestir para el bodorrio y no había manera de secarme el pelo. Me había negado a ir a la pelu y no me quedaba otra que tirar de maña. Serían las 17:30 y todavía no llevaba ni las medias puestas. No contaba con la meteorología particular de ese sórdido lugar, la habitación 207. (Sórdido, ¡qué palabra!. Aquí el Polar la repitió todo el viaje). Esa mañana, al ser la boda por la tarde, habíamos quedado a las puertas del hostal para ir a desayunar. Así que, muerta de sueño me duché de puntillas y con repugnancia. Necesitaba salir de allí cuanto antes. Prefería llevar ojeras todo el día y dormirme en plena calle Laurel antes de pasar más tiempo del necesario en esa habitación con paredes de papel y radiadores oxidados. ¡Estaba psicótica!. No, en serio, este sitio no es para nada recomendable. Tiene página web pero no la pienso ni poner. Todos estuvimos de acuerdo en decir que era super chungo el lugar, pero creo que sólo yo me pegué las dos noches durmiendo a trompicones. ¿Por qué no iríamos al hotel que busqué a mis padres el verano pasado? ¡Por qué!