19.7.10

Del Grec al Festival de los Castillos

“Para algo que hacen en Alcañiz”. Este fue nuestro lema del fin de semana. Llevábamos mucho sin ir. Mediados de julio y un pueblo de Teruel, con un poco de suerte habría alguien en algún velador de la plaza. Por mucha crisis que haya dudo que la gente de mi tierra diga que no a la Playa del Sobaco. Que para quien todavía no lo sepa, es como se les conoce a las playas de Salou y alrededores. Plagadas de maños y baturros dispuestos a ponerse a tono con el color de las gambas y a alzar fogosos sus brazos a la hora de saludarse “¡Tió! ¡¿Qué haices por aquí?!” “¡No me jodas! ¡Tú por aquí! ¡Pos ya ves! La mujer y los hijos, que les gusta esto de la playa”. Llamé a la mami días antes de nuestra visita y le pedí que se pasara por la Oficina de Turismo y que me comprara una entrada para el espectáculo del Festival de los Castillos que acontecía ese sábado próximo. A ciegas. Íbamos a ser fieles a nuestro espíritu de ir a lo que sea. Así es como acabamos en el Anfiteatro de Pui Pinos de espectadores de Frankenstein.
El fin de semana de antes habíamos sido invitados por las Ladies a un espectáculo del Grec en el Teatre Lliure. Allí también fuimos a ciegas con una consigna totalmente distinta. En Barcelona siempre hay algo, se sabe y si no se va es porque… Mira, no sé por qué. De todas maneras a una propuesta cultural no se le puede hacer ascos y si es de franc, mucho menos. Tuvimos el gusto de ver una actuación de una disciplina escénica japonesa llamada Butō. Es difícil clasificar si lo que vimos fue una danza o una performance. La sala estaba a rebosar de una fauna de lo más variopinta. La primera parte, Dead 1, me gustó. No me dejó indiferente, la verdad. Si soy sincera, me sentí como Paloma, la niña de La elegancia del Erizo de Muriel Barbery . De golpe comprendí su maravillosa obsesión por los movimientos. Casi me entraron ganas de hacer un diario de los movimientos como ella. No os digo más. Al intermedio pensé que la actuación había acabado, pero como nadie se movía… no me canteé de la butaca. Era como si todos se hubieran quedado super impactados. Menos mal que nos dio por leer el programa que por defecto cogimos en la entrada. Faltaba lo mejor. El gran maestro, Ko Murobushi. “un dels intèrprets de butō més respetats al món, reconegut al Japó com un hereu direct de Tatsumi Hijikata”, vaya el descendiente del que creó esta disciplina allá por 1959. He de decir que consideré, en algún que otro momento, que improvisaba. Quick silver, la pieza en solitario del maestro, no me pareció tan precisa y trabajada como la de los tres primeros bailarines. Aunque para trabajados ¡sus torsos!. Por dios, ¡más fibrado no se puede estar!. Cuerpos pintados de plata. Pequeños. Sin un gramo de grasa. Así, despeinados y convulsionando, daban un poco de miedo, pero ¡oh my god!. Más de uno y una, a la noche, soñó con ellos fijo.
Así que, Víctor Frankenstein y su criatura en pelotas como que no me escandalizaron. A los japos les había visto con un hilo dental atravesándoles las nalgas, ver a Raúl Peña, el UPAdance con el cimbrel al aire pues como que me pareció de lo más normal. A mí; porque lo que se dice a mi entorno más cercano pues como que no. ¡Tuve que mandar callar a una señora!. No había manera de ver la obra a su lado. A ella y a las gallinas de sus amigas les resultó, digámoslo de manera fisna, agresiva esa visión. No está la miel hecha para la boca del asno. Digo yo, si no te mola, ¡vete! ¡y no des la murga!. Tal vez me sentí fuera de lugar en el Teatre Lliure pero en el Teatro al Aire Libre de mi pueblo esas señoras me hicieron sentir una cultureta a la enésima potencia. “¡Esto no se puede permitir!” “¡Por dios! ¡Esto es denigrante!” “¡Ai! ¡Qué pena! Ese chico está enfermo ¡cómo se puede permitir esto!”. Lo que no se podía permitir es su acceso al recinto. ¡Qué cruz! y ¡qué vergüenza!. En primer lugar, por tener que llamar la atención a una persona mayor que yo; y segundo, por el catetismo cultural tan grande en el que viven algunos. A los amigos tampoco les gustó la obra e hicieron chistes y sornas varias de los cuerpos desnudos que, para muchos, de forma gratuita pudimos ver. Es una pena que una teta o una polla susciten tanto cachondeo y que eso mismo les impida ver el trabajo interpretativo, de vestuario e iluminación y de adaptación de la obra de Mary Shelley. La producción fué cuidada y la propuesta escénica nos mostró un Frankenstein sin tornillos que nos tendía la mano a temas como los límites de la ciencia, su frontera con la religión, la ambición humana, la incomprensión a lo diferente, el deseo, la búsqueda de la felicidad, los miedos a nosotros mismos,… Una versión muy fiel a la línea narrativa de la novela que respeta incluso los mismos saltos en el tiempo de la historia. Fue tal vez un poco larga si se tiene en cuenta la mierda de asientos a lo campo de futbol de provincias, que no butacas, que tiene ese teatro y que hacía un poco de fresco. Y sí, ¡se desnudaron!. ¡¿Y qué!?. ¿Estábamos en un local de variedades? ¡No! ¿Pues entonces, qué tanto señalar con el dedo que se le ve la tita? Esas personas no habían ido a ver una obra de teatro sino un circo. Tal vez pensaban que tras la actuación del enanito y el deforme que no se podía levantar iba a salir de entre bambalinas la mujer barbuda.
Últimamente defiendo la teoría de que una provocación es fruto del que mira y se indigna por lo que ve. Creo que el mal entendimiento y la ofensa son generados por el receptor. ¿Qué culpa tiene el emisor de que el receptor sea un necio? Ninguna. No habría provocación que valiese sin la existencia de esos ojos mal intencionados que no saben admirar la belleza que poseen todas y cada una de las cosas. La moral en todos estos caso me la paso yo por el forro de… bueno, mejor no soy mal sonante no vaya alguien a sentirse mal (por interpretar mal).

4 comentarios:

  1. No está hecha la miel para la boca del asno, ese es el lema de este fin de semana en Alcañiz. Y no lo digo sólo por el teatro, sino tambien por aquellos o aquellos a los que aburro o no intereso. No está hecha la miel para la boca del asno.

    ResponderEliminar
  2. Bee beee beeee berberecho19/7/10, 21:12

    La gaseosa hizo callar a la directora de un colegio local y alcaldesa de una población cercana, hay que jod...

    ResponderEliminar
  3. Ole ole y ole!!! nosotras tb tuvimos un intento por callar la boca a nuestras vecinas de butaca! dignas de formar parte del grupo: " Señoras que se emocionan y no pueden parar de comentar, y comentar, y comentar,....."...oye que ajetreados estais ultimamente no?

    ResponderEliminar
  4. Aiiiiii cuanta vida cultural chica!!!!! Qué alegría!!!!!!! Lo peor es que se indignan en voz alta... que tb podrían callarse un rato con cara de enfurruñamiento, así no molestan!!! jajajajaj!!!!

    Sólo os digo que nosotras tuvimos que aguantar el: UFFFFFF!!!!!! QUÉ BONITO!!!!!! AIIIII QUÉ BONITO!!!!!! OIGGGGGGGGGGGGGGGGGG QUÉ BONITO!!!!!!!

    ResponderEliminar

¿Algo q decir?